La gestión de Mauricio Macri tuvo como rasgo central, las excusas. Fue un gobierno excusado en la acepción del término que corresponde a “habitación que dispone de retrete, especialmente en un establecimiento público”. Suena a tirar lo público al inodoro. Fue lo que hicieron con las políticas públicas vaciándolas de contenido y de recursos.
Una forma de gobernar en la cual la responsabilidad de las acciones de gobierno siempre es de otro y los últimos cuatro meses de 2019 fueron su máxima expresión.
Ahora “la carta”. Alberto Fernández es “responsable” de frenar la revolución de los aviones y de vulnerar el derecho de la ciudadanía argentina a volar.
Pero el presidente Fernández también es responsable de la garantía de accesibilidad al ejercicio de derechos a través del I.F.E., los A.T.P., la recomposición de las jubilaciones. Si no es posible comer todos los días del mes, menos será posible comprar un pasaje de avión, por más bajo costo que éste tenga. ¿Cuestión de prioridades? No, cuestión de peronismo.
Mauricio Macri escribe “cartas” como quién hace señas desde el fondo del mar porque se está ahogando. Es un intento perverso de recuperar su liderazgo. ¿Alguna vez fue líder? Donald Walters escribió una vez “el liderazgo es una oportunidad de servir, no de lucirse”. Algunos líderes se entregan a servir, como quienes se montan al hombro las organizaciones sociales. Otros sólo pueden lucirse, como Macri y los espejitos de colores de su campaña. Y están quienes pueden ambas cosas: Cristina Fernández de Kirchner.
Volviendo a la carta del expresidente, es necesaria una explicación respecto del sentido de la frase “una política que de manera INCONTESTABLE, fue beneficiosa”. ¿Una política que no se puede contestar? ¿Hay que contestar a las políticas?
Y Esteban Bullrich, la excusa del stress para tapar que estaba trabajando bajo efectos de alguna sustancia psicoactiva. ¿Cuántas situaciones de stress generan disartria? Tal vez la psiquiatría tenga alguna aproximación a la respuesta.
Es preciso responderle al expresidente Mauricio Macri que volvimos, la reestructuración de la deuda, así lo muestra. Acciones, no palabras sueltas. Si el discurso es una mercancía y su mercado se auto-regula con la ley de oferta y demanda, es obligación ampliar la oferta de discursos para generar nuevas demandas discursivas que no tengan como trasfondo la perversión.
El partido excusado. “Nosotros quisimos gobernar, ustedes no nos dejaron”. Hacer responsable a otro de la propia responsabilidad. Tan perverso como el “algo habrán hecho”. Tan infantil como el “profe, el perro me comió la tarea”.
Nota escrita por: Celina Gastón, Lic. En Trabajo Social – UBA, Lic. En Ciencia Política – UBA, CoFundadora de Espacio de P.A.I.S.