El joven artista dialogó con el equipo de «Mejor de Tarde» sobre su categórico proyecto que no para de crecer, aún en tiempos de pandemia.
Consumir contenidos que excedan el mero fin de entretenimiento y busquen, además, provocar un «cosquilleo» en el cuerpo (llamado propiamente felicidad) debería ser un hábito constante e irremplazable, especialmente en estos tenebrosos tiempos. Es por eso que Nacho Iribarne y sus 30 coreutas ofrecen esa posibilidad a través de «Desconciertados«, un auténtico proyecto artístico que fusiona música, coreografías y mucho humor.
Iribarne define al grupo como una curiosa mezcla entre humor y música coral, donde se enfatiza en el juego con distintas adaptaciones musicales, tanto de canciones consagradas como originales. Siendo que el artista incursionó en diversos proyectos de esa índole en el pasado es que surgió la idea de dar luz verde al ambicioso coro humorístico.
Por otro lado, en cuanto a la fusión de géneros, las influencias sobre las que se apoya el director de «Desconciertados» dan suficiente garantía de la calidad del espectáculo: «Mi gran influencia es Les Luthiers y se nota. El grupo tiene ese tipo de humor. Por ejemplo, aunque dirijo permanentemente al coro, también hago monólogos para presentar las canciones que vamos a hacer», resaltó.
A su vez, a pesar del caótico año 2020 (principalmente para el ámbito artístico), el grupo no se ha detenido bajo ningún punto de vista y hasta se ha valido de las situaciones propias de la «nueva normalidad»: «A pesar de que fue un año muy duro, decidimos seguir ensayando por Zoom y de allí surgió nuestro último proyecto, Opus 2020, donde hacemos una tragicomedia de lo que fue el año pasado», detalló Iribaren.
Actualmente, el grupo está realizando funciones en el Teatro Border (CABA) y las entradas pueden conseguirse en www.alternativateatral.com.