Yanina Granda y el equipo de Amigas del Sexo charló con el cantante y compositor, el cual brindó detalles de su vida musical y sexual.
Antes de hablar de sexo, de todos los temas que tuviste en las cortinas de las novelas o en los momentos apasionados, ¿cuál es el que más te gusta?
– Como canción, por lo general, nos gustan temas de otros más que los propios. Pero para mi la canción «More than words», es la que más me cambió, más me inspiró y la que más me dio de comer. Es una canción tan perfecta que es muy difícil que alguien haga una a esa altura.
¿Y de las tuyas?
– Es muy difícil. Puedo decir ‘hay una’, pero no creo. No estoy diciendo que haga temas que no me gusten, sino que es como hablar de tu hijo preferido.
El amor es el máximo inspirador para escribir.
– Para escribir y para todo, porque hasta las guerras las extermina el amor. Pero es cierto que es el sentimiento más potente que sintetiza al ser humano en cualquier dirección. Para mí como hombre, la mujer es la musa número uno como fuente de vida, como modelo a seguir como diosa, como todo. Lo que nos inspira y nos mueve a los hombres hasta a las guerras.
Si hablamos de mujeres hablamos de sexo. ¿A qué edad fue tu primera relación sexual?
– A mis 16 años. Fue acordada.
-¿La recordás de buena manera?
– No muy buena, porque no fue como debería, sino como se podía.
¿Cuál sería tu parte femenina?
– Tengo muchas, lo fui descubriendo con los años y no tengo vergüenza en decirlo. Desde cosas tan simples como el reconocimiento de la belleza masculina. Amén de la metrosexualidad, la admiración de la belleza masculina cuando la hay.
– ¿Qué es lo que menos te gusta o lo que menos soportarías de una pareja al lado tuyo?
– Más que nada algo general. Creo que los códigos de amor. No tiene muchisima más explicación.
¿Cuál es la parte más sensible de tu cuerpo?
– Me sonrojé, hasta como que me dio una sensibilidad en esas partes. Si me dan un beso en la oreja es un detonante. No sé que onda.
En la cama, ¿qué es lo que más te gusta que te susurren al oído?
– Me parece que es un acto de por sí bastante violento físicamente como para poder manifestarlo de una manera poética y romántica. No es el mismo código protocolar que una cena con las velas.
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