Cecilia Ousset su marido, José Gigena, son médicos ginecólogos de San Miguel de Tucumán. Ellos fueron los únicos dos que no alegaron la objeción de conciencia y le realizaron la cesárea una niña de 11 años que cursaba un embarazo de 23 semanas producto de una violación, en 2019.
Cecilia escribió en 2018 una carta en donde expone que no es neutral y sus argumentos a favor de la legalización de la interrupción del embarazo.
«Me repugna un país donde después de un aborto las ricas se confiesen y las pobres se mueran, donde las ricas sigan estudiando y las pobres queden con una bolsa de colostomía, donde las ricas hayan tapado la vergüenza de su embarazo en una clínica y las pobres queden expuestas en un prontuario policial.
Por todo eso, por dieciocho años en la práctica ginecológica , por mujer, por católica, por trabajar permanentemente mi interior para lograr la coherencia y abandonar en la mayor medida posible la hipocresía, digo: QUIERO ABORTO LEGAL, SEGURO Y GRATUITO para todas las mujeres que se encuentren en una situación desesperante e íntima».
Aseguró en comunicación para Radio Ensamble, que el Estado es responsable, que no puede dejar de lado cuestiones que perteneces al Ministerio de Salud, que es interrumpir un embarazo que condiciona la vida de la persona gestante.
«Me refiero a las niñas violadas, en el norte del país que son obligadas a gestar. Es una aberración, no son las mismas historias que escuchamos en buenos aires de las que hay acá en el norte».
Cecilia y su marido tienen una causa abierta por homicidio agravado, tras haberle hecho la cesárea a una niña violada y embarazada por su abuelastro de 65 años. El caso de la niña cumplía con las dos causales del código penal, abuso y riesgo de salud, era una niña que tenia aún dientes de leche, aseguró Ousset.
«El nivel de hostigamiento, de horror que sucede, no podemos dejar que sigan en manos de jueces, de personas religiosas, tiene que ser ley, y el que no la cumpla que vaya preso, no se puede estar esperando a ver quien te toca en la guardia o en el centro de salud».
Ousset, remarcó que recibió muchos agravios de parte de otros colegas, por haberle salvado la vida a la niña que había sido abusada, «he cambiado la cartera de pacientes», manifestó. Además, criticó al movimiento de ‘Salvemos las dos vidas’ expresando que es una mentira. «Mueren dos o muere uno. Yo elijo que muera uno, no voy a negar que no hay muerte en un aborto. Acá hay un embrión que depende de la persona gestante. Pero esa persona prefiere morir a gestar», aseguró Cecilia.
También desmintió los dichos sobre la legalidad, en la cual aumentarían los números de abortos. «No conozco a nadie que se haga abusos sistemático», sino que se intenta de que la persona pueda cuidar su salud y luego de la práctica poder pensar en un método anticonceptivo a largo plazo.
«Nosotros como médicos necesitamos un marco legal en todo el país, porque los que están en contra y quieren salvar la vida, en realidad lo que no se animan a decir es ‘estoy en contra de que la mujer decida’, de perder mi poder sobre el cuerpo de la paciente», afirmó Ousset.
Sobre la Ley de los Mil días aseguró que le parece una ley que da más justicia social, conciliador, menos violento y abre otras posibilidades. «Las dos leyes, me parecen un intento de justicia social para las personas gestantes», manifestó Cecilia.
Foto: Nacho Yuchark/Mu