Yanina Granda y el equipo de Amigas del Sexo charlaron con el ex árbitro, el cual habló sobre su vida sexual.
¿Sos una persona apasionada en el sexo?
– Sí, sí. No me guardo nada, no me guardo nada.
¿Recordás alguna anécdota graciosa que te haya ocurrido durante un encuentro sexual o noche romántica?
– No sé si fue tan graciosa. Lo que recuerdo que me pasó de malo es haber ido por primera vez a un telo con alguien y, de repente, al ir a pagar y abrir la billetera, no tener la tarjeta ni la plata. Aparte la piba tampoco tenía plata y me entré a reir. Yo no era conocido, y el flaco no me creyó que iba a volver. Tuve que dejar el auto adentro, salir del telo caminando a tomar un remis, ir a mi casa, primero dejar a la chica, volver al telo, pagar y dejar el auto.
¿Cuál fue el lugar más raro en el que tuviste sexo?
– No sé si raro. Detrás de un ascensor y los médanos. No es una tarea fácil los médanos. Todo lo que te estoy contando me pasó hasta los 30 años. No recuerdo después una locura asi. La del ascensor fue después de los 30. Estábamos los dos medio copetones y dijimos ‘lo hacemos acá’. Después me dio mucha vergüenza porque estabamos en el edificio de mi papá. En esa época mis viejos estaban separados. Él tenia un departamento grande; se fue una semana afuera y bueno, me ahorraba la guita del telo y del chupetín. Para mí una buena velada es en mi casa con un champagne.
¿Te gusta la previa y toda la parte del erotismo?
– Me gusta la buena previa; me encanta la previa desde chico. No me calentaba la onda del rápido ‘bueno dale hay que colocarla y nos vamos’. Siempre fue la previa y un champagne, alguna copa, pero por lo general siempre champagne.
¿A qué edad fue tu primer relación sexual?
– En Caseros había una señora que le decían «la Huesuda». Una noche los más grandes del grupo hablaban entre ellos y me dijeron ‘Pablo, vamos a lo de la huesuda’. Empezamos a caminar hasta Bonifacini y La Carmelita y llegamos. No te puedo explicar lo que era. Fueron entrando de a uno. Yo lo primero que pensé fue que había algo raro. Tenía 14 años. Pasó uno, pasó el otro, hasta que me tocó a mi. El anteúltimo me dijo ‘bueno, me imagino que no debutaste’ y le respondí ‘no, más o menos’, para no quedar mal. Cuando entré, estaba la «Huesuda» como en una sala de parto, en pelotas y abierta de gambas. Era puro hueso y tenía una cacerola. No te puedo explicar lo que era, te lo juro por mi papá. Estuve diez minutos o un poquito más. Cuando salí dije ‘ja, qué buen debut’. Era verso, no había terminado de los nervios que tenía y de que me había presentado a una señora que la verdad no me movía un pelo. Una cosa desagradable, espantosa, pero bueno, fue mí primer experiencia.
¿Cual es tu método de seducción?
– Ser natural. Por lo general me crucé con mujeres que les gusta la personalidad fuerte de un hombre. Yo soy como soy. No dibujo nada, soy así como soy y, por lo general, me da la sensación de que a la mujer le gusta el hombre con personalidad. Tengo mucha personalidad, mucho carácter. Ahora aprendí un poco a ser más sensible con mis hijos. A medida de que pasan los años, uno va entendiendo otras cosas. Pero creo que lo mejor que tenía o que tengo con las mujeres es mi personalidad. Más allá de lo que te pueda a llegar a gustar físicamente.
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