Central vapuleó 3-0 a Newell’s y le complicó de nuevo su presente

DEPORTES

 

En una nueva (y picante) edición del clásico rosarino, Rosario Central aplastó a un desdibujado Newell’s por tres tantos a cero. Una lepra que venía de altibajos con la llegada de su nuevo dt «el mono» Burgos, ayer volvió a dejar una pálida imagen.

Luego de una semana turbulenta, banderazos, incumplimientos de protocolos de aislamiento, amenazas, pelea de barras, etc; volvió a disputarse otro clásico de la Ciudad de Rosario, pero esta vez en el estadio Gigante de Arroyito. Durante el partido, lo de siempre: patadas, faltas, tarjetas, discusiones, tumultos, entradas de drones al campo de juego con una bandera alusiva a Newell’s y demás cosas que suelen suceder en estos encuentros.

Todo parecía que iba a suceder de la misma manera que en los clásicos anteriores concedidos en empate, pero a los 17 minutos del primer tiempo Marco Rúben abrió la diferencia para el canalla: 1-0 y era el principio del monólogo. A todo esto, un dron se apareció en el campo de juego, el cual Pablo Pérez, jugador de la lepra, rompió de una pisada. Calculamos que al dueño no le habrá parecido muy gracioso.

Ya en la segunda parte, controladísimo partido para Central contra un Newell’s sin atacar durante 60 minutos, Ferreyra, de taquito, sí, otra vez de taco en un clásico, puso las cosas 2-0 y parecía que la cosa iba para más. Y así fue, 20 minutos después, a los 35 del ST, Dupuy de frente al arco puso las cosas 3-0 para que Central vuelva a sonreír en un clásico y que la contra se quede sin explicación para con su presente.

En el final del partido, los allegados y dirigentes de los dos equipos tuvieron un enfrentamiento verbal que no pasó a mayores por las fuerzas de seguridad. Más allá de eso, los que tienen que dar el ejemplo de vivir un clásico en paz, terminan siendo los principales protagonistas de las disputas y discusiones.

 

por Lucas Ferella